Necesidades laborales y de aprendizaje en la vejez
Durante mucho tiempo, la edad que
marcaba la jubilación o los últimos años de trabajo antes de llegar al final de
una carrera profesional, eran los 50 años. Hoy en día, el escenario ha cambiado.
La inviabilidad del plan pensionario mexicano y la condiciones económicas
actuales del país, han construido una realidad distinta para los adultos
jóvenes y los nuevos profesionales que entran al mercado laboral.
Actualmente la edad legal de
jubilación en México es de 65 años, pero la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos sostiene que la edad efectiva de retiro de la
población promedio rondará por los 72 años. ¿Qué significa esto en términos de
salud y educación?
La aproximación del tema suena
sombría, incluso alarmista, pero un mercado laboral poblado por personas
mayores no tiene que ser una situación negativa si comenzamos a preparar el
terreno desde hoy.
Un nuevo perfil del adulto mayor
Cada vez son más los países cuya
demografía se torna hacia las personas de edad mayor. España, por ejemplo, es
actualmente el cuarto lugar en población de personas de la tercera edad, sin
embargo, se calcula que para el 2040 sea el país más longevo del mundo con una
esperanza de vida de 85,8 años. Lo que entendemos por longevidad está cambiando
y nuestras percepciones sobre la misma también deben cambiar.
La longevidad siempre ha sido vista
como algo problemático, asociamos la tercera edad y la vejez con la disminución
de las capacidades físicas y mentales, por ende, vemos a la población mayor de
65 años como personas que debemos cuidar, no como miembros de la sociedad que
todavía son útiles y activas, si abrimos nuevos caminos para habilitarlos.
El recurso más valioso que tienen
las personas de la tercera edad es su conocimiento, su experiencia y el set de
habilidades específicas que han desarrollado por un promedio de 30 a 40 años de
carrera profesional y experiencias personales. Sería imprudente ignorar que
pueden verse afectados estos recursos por enfermedades ligadas la senilidad,
sin embargo, estos no son descalificadores de la población de la tercera edad,
si se generan y aplican estrategias adecuadas para mantenerlos en buen estado
de salud, además de procurarles oportunidades de trabajo que les permitan
seguir activas y ejerciendo su independencia económica.
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